Desde el año pasado que quiero probar esta burger que ofrece de forma itinerantemente por todo Buenos Aires la gente de El Rodazo. Más precisamente desde que saltaron a la fama (?) por haber salido ganadores del premio a la mejor hamburguesa en uno de los BurgerFest que se hicieron en Palermo. Incluso hay gente que respeto mucho, que sé que la ha probado y quedó muy satisfecha. Pero a mí no me gustó. Entiendo que hoy tuvieron una mala tarde, pero muy mala.

Supongo que la versión de El Rodazo que ganó ese día en Palermo habrá sido mejor que la que me tocó hoy a mí. Al menos seguramente la carne no estaba tan pasada y seca. Como siempre digo, hay que tener en cuenta que las hamburguesas las hacen personas y cada día salen diferentes. Pero más allá de esta aclaración que hago para no sonar tan soberbio, tengo que decir que no entiendo el criterio de aquel jurado que la dio ganadora. Por más que la carne haya estado en un buen punto. Salvo que en estos meses el producto haya decaído significativamente.

El mundo de los foodtrucks (al menos como se implementó acá en Argentina) es algo que no comprendo. La gente va, a comprar algo que te lo cobran lo mismo en un local cómodo y limpio. Pero lo hacen amontonándose en algún predio donde todo es peor que yendo a cualquier local. Es decir, la espera suele ser muchísima, la variedad en la oferta mucho menor y la comodidad (e higiene) en el momento de sentarse a comer es también muy inferior. Y digo “sentarse” siempre y cuando uno consiga lugar porque los que han ido a estos “festivales” habrán visto, como yo, la cantidad de personas que hay comiendo sentadas en el piso.

Esto de criticar la “experiencia foodtruck” es algo que vengo haciendo hace rato. Ya se que soy un amargo. Pero bueno, somos todos distintos y debe haber otras personas que evidentemente prefieren soportar todo lo que dije en el párrafo anterior con tal de comer al aire libre. Y de hecho hoy mismo, en el Puerto de Olivos, la tarde estaba hermosa a pesar del pleno invierno en el que estamos. Es indiscutible el éxito repentino que tuvo esta movida desde hace unos pocos años.

Este fin de semana El Rodazo ofrecía tres hamburguesas: 1) bacon, cheddar y alioli (la que yo comí), 2) queso Brie, rúcula y cebolla caramelizada y 3) cheddar, guacamole y salsa picante. Todas a $120 con papitas de paquete, tipo snacks. El precio es muy bueno, pero más de uno se va a quedar con hambre porque son chicas las hamburguesas. Lo cual es grave considerando la eterna espera que requiere tener uno de estos sándwiches en la mano.

Yo sabía que el pan iba a ser polémico, ya me habían comentado y había visto fotos. Es tirando a pebete, cuadrado, dulzón y hoy estaba muy fresco. Estaba bueno, pero no es lo que yo usaría para una hamburguesa, de ninguna manera. El cheddar se ve que era tan finito y estaba tan reventado de cocción que ya estaba casi transparente. Odio cuando pasa eso. El bacon podríamos decir que estaba crocante pero era muy poco. Y lo más grave fue la carne…

Definitivamente el patty estaba pasado de cocción. Las fotos lo dejan más que claro. Y esto va contra toda lógica! Si tenés una cola de gente esperando. A la cual, encima como en mi caso, le dijiste que la espera iban a ser 50 minutos y después la hacés esperar 90. ¿Qué sentido tiene pasar de cocción la carne? Obviamente vas a retrasar todo aún más! Además de degradar el producto, por supuesto. La lógica, si tenés tanta gente es sacarla más cruda de última, pero no… hoy fue al revés. Además los dos chicos que cocinaban estaban demasiado relajados considerando la cantidad de gente y pedidos demorados que había. No da estar tan relax mientras estás incumpliendo de semejante manera los tiempos que prometiste a la hora de cobrarle al cliente.

En fin, la carne estaba seca y por consecuencia apelmazada, con una textura muy mala. No sé qué hubiera pasado si el punto de cocción hubiera estado bien. Seguramente hubiera estado mejor de textura y sabor, pero tampoco para ganar ningún premio.

Una lástima, la verdad fui con buena onda, sin apuro y mucha expectativa. Mi amigo me miró con cara rara cuando le dije que esperemos los 50 minutos que nos avisaron como demora. Además la chica que nos cobró nos dijo “vale la pena la espera, chicos”. Pero después los 50 minutos se convirtieron mágicamente en 90 y claramente no valió la pena.

Me gustó: el Alioli, estaba bueno y fue lo único que valió la pena.

No me gustó: la carne, un desastre. La “experiencia foodtruck” que definitivamente no funciona para mi (y muchos de los que me leen, que rápidamente coincidieron en esto).

PD: estoy viendo un detalle en las fotos que no puedo creer! El cartel decía que eran de 180 gramos… no le mientan a la gente, hice montones de veces medallones con la balanza en mano y sé perfectamente el tamaño de un patty de 180 gramos. Nada que ver con lo que me dieron hoy, que jamás puede haber pesado más de 120 o 130 gramos (crudo).

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